Había una vez un escritor que todo lo que escribía, se incineraba. No importaba en qué material estuvieran escritas sus palabras, terminaban calcinando todo tipo de materiales: cuadernos, hojas, cartones, periódicos, árboles que se volvían humo y se evaporaban. Y el escritor, sin saber qué hacer, andaba siempre con cubetas de agua, escribiendo día y noche tratando de parir lo que pensaba.
|
No comments:
Post a Comment